sábado, 25 de septiembre de 2010

El amor - Perspectiva desde el Cristianismo

La Virgen y su hijo, de Isaac Oliver (f. 1617). Aparecen la Virgen y su hijo representados con rasgos europeos y con la aureola de santos.
En el cristianismo se entiende que el amor proviene de Dios. El amor de hombre y mujer —eros en griego— y el amor desinteresado por los demás (agape) se contrastan a menudo como amor «ascendente» y «descendente», respectivamente, aunque en última instancia son una misma cosa.[10]
Existen varias palabras griegas para el "amor" que se utilizan con frecuencia en ámbitos cristianos.
* Agape: En el Nuevo Testamento, agapē es caritativo, desinteresado, altruista e incondicional. Es el amor de los padres, visto como creador del bien en el mundo; es el modo en el que se ve a Dios amar a la humanidad, y es la clase de amor que los cristianos aspiran a tener por sus semejantes.
* Phileo: También usado en el Nuevo Testamento, es una respuesta humana a algo que se ha encontrado muy agradable. También conocido como amor fraternal.
* Las palabras eros (amor sexual) y storge (amor entre hijos y padres) nunca se usaron en el Nuevo Testamento.
Los cristianos creen que amar a Dios con todo el corazón, mente y fuerza (sobre todas las cosas) y amar al prójimo como a uno mismo son las dos cosas más importantes en la vida (el mayor mandamiento de la Torah de los judíos, según Jesús);[11] San Agustín resumió este pensamiento al escribir «ama a Dios, y haz lo que quieras».
El apóstol San Pablo glorificó el amor como la mayor de las virtudes. Describiéndolo en el famoso poema Primera epístola a los corintios, escribió:
«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta».
1 Corintios 13:4-7.
En la Primera epístola de Juan, capítulo 4, se dice:
«Amémonos los unos a los otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios; quien no ama no ha conocido a Dios».
1 Juan 4:7-8.[12]
El apóstol San Juan también escribió:
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna».
Juan 3:16-18.
San Agustín dijo que uno debe ser capaz de descifrar la diferencia entre el amor y el deseo sexual. También dijo que el único que puede amar real y plenamente es Dios, porque el amor entre seres humanos permite la aparición de defectos como los celos, la desconfianza, el miedo, la ira y la disputa.
Benedicto XVI escribió su primera encíclica con el título «Dios es amor». En ella expresa que un ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, que es amor, es capaz de practicar el amor, de darse a Dios y a otros (agape) y de recibir y experimentar el amor de Dios en la contemplación (eros). Esta vida de amor, según el pontífice, es la vida de santos como la Madre Teresa de Calcuta y la Bienaventurada Virgen María y es la dirección que deben tomar los cristianos cuando creen que Dios les ama.[10]
La homosexualidad está completamente rechazada por la Iglesia católica actual. Según unas polémicas declaraciones pronunciadas en diciembre de 2008 por el papa Benedicto XVI, «constituye una grave amenaza para la humanidad la confusión de los sexos».[

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